Cual lobo, triste y desdentado,
que no sueña rojas caperucitas,
sino que aspira a oír mientras invita,
porque se le hizo grande el bocado.
Quizás quiera ser Lázaro que resucita,
llendo de uno a otro maldito lado,
buscando esa musa que lo excita.
Rafa Marín
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