Anoche soñé, pordiosero de ese amor,
que vencido por este ícor o el veneno,
que de tus labios manantial tibio y sereno,
hizo presa en mi alma como un cruel dolor.
Deste misterio del soñar, que poco entiendo,
pues entre sudores pierdo la honra y honor,
entregándome entre gemidos, que sin razón,
espejismo de lo que ni siquiera fue cuerpo.
Así entre guerrero y ser ya derrotado,
el amanecer me va trayendo esa verdad,
que ahora en verbo se ha transformado.
Versos con los que al nuevo sol poder cantar,
que del sueño de tu cuerpo voy enamorado,
sin que el perfume de tu piel pudiera notar.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario