Bajo la escueta sombra mira,
el trasegar de gentes y maletas,
espíritus que no conocen metas,
luego baja la cabeza y suspira.
En esas calles que se hicieron eternas,
las que cada día el sol ilumina,
alargando las sombras mientras declina,
como si fuera en vez de estrella, cometa.
Rafa Marín
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