Soñar quisiera con tus ojos,
y sentir tus manos panaderas,
que si la vida plantó abrojos,
a tu lado los evita cualquiera.
Ya no quiero esos duros enojos,
ni una vida tan placentera.
A mí, denme del hogar los rescoldos
y de su boca las palabras sinceras.
Rafa Marín
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