En cruel este tránsito,
en el que el alma flaquea,
sin ser héroe y sin conflicto,
que tan afligido me vea.
Quizás el destino lo quiso
o el azar con su pedrea.
Pero ya, que visto lo visto,
me decanto por la pelea.
Ni al mismo Satán me rindo,
pues la vida no se entrega,
antes de recibir cuatro tiros.
Rafa Marín
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