Asomo mi rota mirada,
a este cristal de sueños y deseos,
como se asoma el zorro de noche al brocal.
No sé que espero poder sofocar,
pero mientras deslizo el dedo,
no hago más que soñar y soñar.
Todo, en todo momento es nuevo,
como lo es el sabor del caviar,
a veces untuoso y espeso
y otras un auténtico manjar.
Rafa Marín
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