No tiene quien le llore,
ya solo le queda orgullo;
caudal de los dolores,
que siempre quiso suyo.
Perdido en ensoñaciones,
de su corazón tan puro,
cree que son como flores,
los que adulan sin escrúpulos.
Porque su alma solitaria,
no consigue que la entiendan,
perdida esta en las montañas.
Todo lo que le pidieran,
hasta el cuello a la guadaña,
para que lo comprendan.
ya solo le queda orgullo;
caudal de los dolores,
que siempre quiso suyo.
Perdido en ensoñaciones,
de su corazón tan puro,
cree que son como flores,
los que adulan sin escrúpulos.
Porque su alma solitaria,
no consigue que la entiendan,
perdida esta en las montañas.
Todo lo que le pidieran,
hasta el cuello a la guadaña,
para que lo comprendan.
Rafa Marín
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