Creo que soy el menos indicado
para decirles que deben interpretar.
Pero si mirasen un poco más adentro,
justo ahí, donde las sombras huelen
a tormento y soledad.
Quizás sepan de que estoy escribiendo.
Noches de ira, de muros ardiendo
y este puñetero corazón que siempre pide más.
La verdad que proclaman al viento,
esos descarnados labios que no saben besar.
Un niño que corre,
sin saber que en verdad está huyendo
y su madre que no lo sabe amar.
¿Por qué? gritan desde el cielo,
las gaviotas, siempre alejadas del mar.
Anidando en estos estercoleros,
que son vida y codicia, nada más.
No, no quiero ser sincero y tú,
¿para que quieres mi verdad?
Al fin y al cabo, estás hecha de miedo,
como todas las demás.
Ve y quéjate de tus infiernos.
¡Pobre! Todos los mancos gritarán.
Mas, nunca tendrás esa mano,
que sin llamarte amiga te abrazará.
para decirles que deben interpretar.
Pero si mirasen un poco más adentro,
justo ahí, donde las sombras huelen
a tormento y soledad.
Quizás sepan de que estoy escribiendo.
Noches de ira, de muros ardiendo
y este puñetero corazón que siempre pide más.
La verdad que proclaman al viento,
esos descarnados labios que no saben besar.
Un niño que corre,
sin saber que en verdad está huyendo
y su madre que no lo sabe amar.
¿Por qué? gritan desde el cielo,
las gaviotas, siempre alejadas del mar.
Anidando en estos estercoleros,
que son vida y codicia, nada más.
No, no quiero ser sincero y tú,
¿para que quieres mi verdad?
Al fin y al cabo, estás hecha de miedo,
como todas las demás.
Ve y quéjate de tus infiernos.
¡Pobre! Todos los mancos gritarán.
Mas, nunca tendrás esa mano,
que sin llamarte amiga te abrazará.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario