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sábado, 28 de julio de 2018

La sombra (relato corto)

Silenciosa se deslizaba en la penumbra del largo pasillo, nadie se percataba de su presencia, pero ahí estaba. Un bebé, señaló en su dirección y rompió a llorar, pero nadie prestó atención. Siguió avanzando hasta desaparecer en la oscuridad del fondo; como una sombra.
Los días pasaban y las fiestas de bienvenida dejaron de realizarse; la paz invadía cada rincón de la vieja mansión, sólo el bebé y el perro se mostraban a ratos un poco inquietos, cosas de niños y cosas de perros dijeron todos. Nadie quería prestar mucha atención a aquella presencia.
Pronto comenzaron a notarse cosas; discusiones cada vez más abruptas, cosas que cambiaban de sitio, pero como al principio, sólo el bebé y el perro llamaban a la atención sobre ello. Una noche, un desgarrador grito recorrió la casa como un vendaval agónico.
Se encendieron luces y todos corrieron hasta la habitación de la abuela. Allí estaba, sentada y sonriendo. Preguntas y más Preguntas, sin respuestas, sólo la sonrisa de la anciana y su mirada perdida.
Todos temían lo peor, nadie quería volver a cambiar de casa.
Los gritos a intespectivas horas se hicieron más frecuentes y todos callaban la sombra que revolotean sobre sus cabezas. Aquella noche se reunieron todos en la biblioteca, tenían que hablar. El bebé señalando a un punto lloraba y el perro comenzó a aullar.
Nadie veía nada, pero notaban esa sombra, esa presencia que los estrangulaba. La abuela se puso en pie y gritó al rincón:
"Vete, fuera d aquí remordimiento, aquello pasó hace mucho y nadie tuvo la culpa"
Fue como si una luz se hubiese encendido, la sombra desapareció.
Fin

Rafa Marín

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