El lugar no era el más bello del mundo, ni siquiera el más discreto, pero ellos se sentían bien y el murmullo del río les invitaba al paseo. El campo olía a hierba segada y a estiércol, al azahar de los naranjos y la luna brillaba llena en el cielo.
Se miraban de reojo, como buscando el momento y mientras hablaban de sociales, ella tuvo un tropiezo. Él, por un brazo la sujeta, para qué no cayera al suelo y ella, toda luz en su mirada, no sabe cómo agradecérselo. Que torpe ... se queja, y él le ofrece su brazo de hierro.
Así, ya casi abrazados, nota él en ella, como le tiembla el cuerpo. Se separan y todo galante le ofrece su chaqueta, la que eligió para ese furtivo encuentro. La prenda sobre sus hombros, le quita el frío pero el temblor ella sigue sintiendo dentro.
Poco a poco, siempre junto a la ribera caminando, llegan al puente viejo. Él del bolsillo saca una navaja y sobre la tersa piel de un eucalipto, con más afán que éxito marca un solitario corazón. Ella le toma las manos, y susurrando le dice una letra y él suspira.
Sobre su piel el eucalipto va dejando al chico escribir una palabra ... AMOR y ella con la cara arrebolada, toma de él su navaja y debajo escribe un limpió y OH! hermoso Rafa. Se miran, como sólo pueden hacerlo ellos dos y en aquel puente viejo unen sus labios.
Se miraban de reojo, como buscando el momento y mientras hablaban de sociales, ella tuvo un tropiezo. Él, por un brazo la sujeta, para qué no cayera al suelo y ella, toda luz en su mirada, no sabe cómo agradecérselo. Que torpe ... se queja, y él le ofrece su brazo de hierro.
Así, ya casi abrazados, nota él en ella, como le tiembla el cuerpo. Se separan y todo galante le ofrece su chaqueta, la que eligió para ese furtivo encuentro. La prenda sobre sus hombros, le quita el frío pero el temblor ella sigue sintiendo dentro.
Poco a poco, siempre junto a la ribera caminando, llegan al puente viejo. Él del bolsillo saca una navaja y sobre la tersa piel de un eucalipto, con más afán que éxito marca un solitario corazón. Ella le toma las manos, y susurrando le dice una letra y él suspira.
Sobre su piel el eucalipto va dejando al chico escribir una palabra ... AMOR y ella con la cara arrebolada, toma de él su navaja y debajo escribe un limpió y OH! hermoso Rafa. Se miran, como sólo pueden hacerlo ellos dos y en aquel puente viejo unen sus labios.
Fin
Rafa Marín
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario