Ahora que sé que duermes,
mientras las estrellas titilantes,
mi cielo con su luz prenden;
dejo una lágrima resbalar,
ya nadie me ve y nadie se ofende.
Como quisiera oirte suspirar,
sentir en mi piel tus labios que muerden
y verte gozar entre gritos
que mi nombre cual mantra repiten.
Sé que es una locura nada más,
sueño imposible que sólo tú entiendes;
pero, que más podemos esperar,
si las noches son un tabú de frente?
La alegría de verte llegar,
con un faro en la mirada
y desnudo todo lo demás.
Rafa Marín
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