Recorro este aciago camino
ausente ya de toda paz.
Siempre tren sin destinos
ni lugar al que llegar.
Cuatro paredes son mi sino
sin barrotes de los que escapar.
La luna llena en el horizonte
es mi alma y a veces mi mar,
navegante de días y caminos
fui ayer en aquel lugar,
donde te encuentra la muerte
si no te sabes resguardar.
Pero mis días...OH mi capitán,
no tuvieron cuevas ni amantes
ni un sitio en el que descansar.
Por escuela sólo un viejo petate
con cuatro trapos nada más.
Siempre sudor y hambre
y mis botas para poder andar.
Rafa Marín
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