La vida, eterno
luchar,
que lenta se va
yendo.
Sueños que nunca
serán
por la vida
satisfechos.
Rugidos de ira
al despertar
entre las
sábanas de éste,
solitario
cementerio,
donde las
huellas del batallar
de borraron hace
tiempo.
Café y legañas
nada más,
temporal de
sentimientos.
Correr siempre
sin avanzar,
como los árboles
del suelo.
Pendiente de
quien vendrá
buscando sombra
y consuelo.
Rafa Marín