La tarde entre risas, tus ojos
tan profundos me miran.
Llega el silencio, entre nervios
nuestros cuerpos se arriman.
Callada tomas mi mano
en tu pecho un corazón palpita.
Piel tibia y pezones erectos,
un temblor te estremece, suspiras.
Osada mi boca, en tu cuello
deja besos y sensuales caricias.
La noche se detiene, sin dejar
de mirarme la ropa te quitas.
Yo...cual mancebo, no puedo
ni hablar ni de ti apartar la vista.
El fuego que arde en la chimenea
en tus ojos como el infierno brilla.
Me arranco la ropa, saltan botones
dejando al descubierto la hombría.
Como niños traviesos iniciamos
juegos de manos y labios con prisa.
Perfume de mujer mana
de esa flor que es ahora mía.
El suelo, plumífero colchón
seductor nos acoge e invita.
Dulce el sabor de tu sexo
en mi cara se vuelve lujuria.
Tu boca me muestra el cielo
y sus miles de maravillas.
Entrelazados en este combate
somos almas, del mundo envidia.
Inician su baile tus caderas
noche de luces y pesadillas.
Se fueron los miedos la tierra
y todo lo que con ella gira.
Solos tú y yo en el orgasmo
que nos quita la pena y la vida.
Con mi deseo, esperando al tuyo
Rafa Marín