Cual alado ángel
te citan mis versos
entre mis labios.
Unas habitante del cielo
otras con alas negras
llevándome a tu infierno.
Dulce cuando estás,
y cuando no, sabor amargo.
Imagino que ahora tú
te levantas con esa sonrisa
que siempre me atrapa.
La gata en la cama
a tus pies se amaga
y yo soy feliz al veros
ahí tiradas a ambas.
Que fácil es soñarlo.
Al campo me marcho,
allí la lluvia es un canto
entre los olivares callados.
Despierta agradecida la tierra
de su veraniego letargo
oliendo a cuerpo de mujer.
Al campo voy caminando.
Felicidad
que apareces sin más.
Disfrazada
de encuentro ocasional.
Vestida con minifalda
o como chico sonriendo.
Tú, cotidiana y caprichosa.
Rafa Marín
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