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sábado, 12 de diciembre de 2015

En esas horas...

En esas horas de insomnio pedí
al redentor de sus manos
la suerte de no tener que sufrir
en mis carnes por un rato.
Con su soplo divino me dormí
para soñar con un barco.
Atado con cadenas yo me vi
junto a miles de hermanos.
Carne negra había en mi
de sobras apta para el trabajo.
Todos...niños mujeres hombres,
acaso no éramos por gracia divina
iguales al resto de seres humanos.
Sin luz del sol temprano amanecí
aún por el sudor bañado.
Contento del sueño me sentí
por tener el alma libre
aunque atadas tenga las manos.


Rafa Marín

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