Se rompe el horizonte y,
entre nubes se destaca,
pintando rojos y ámbar,
en un espejo sin fondo,
que de ausencias me habla.
Sobre mi sonrisa tu antojo,
una sed que nadie calma,
para vencer al viejo padecer,
que callado se lleva mi alma.
Rae el tiempo mi piel,
son uñas que en mí se clavan,
surcos bañados en rojo,
cuando del mediodía pasan.
Quizás nadie sepa entender,
esta triste voz que clama,
un canto donde prender,
las cenizas en nuevas llamas.
Rafa Marín
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