A los hombres como yo,
no nos quedan amigos,
nos los quitó la vida,
como el otoño se lleva
las hojas caídas.
A los hombres como yo,
nos ata la necesidad
de seguir como vivos,
pese a la desesperanza,
los miedos y los olvidos.
A los hombres como yo,
no nos queda ya nada,
quizás lo que hoy sentimos.
A los hombres como yo,
no los quieren las mujeres,
demasiado corazón,
para tan pocos placeres.
Perros que ladran en el callejón,
envueltos de luna y ayeres.
A los hombres como yo,
los visita la soledad,
no nos quedan amigos,
nos los quitó la vida,
como el otoño se lleva
las hojas caídas.
A los hombres como yo,
nos ata la necesidad
de seguir como vivos,
pese a la desesperanza,
los miedos y los olvidos.
A los hombres como yo,
no nos queda ya nada,
quizás lo que hoy sentimos.
A los hombres como yo,
no los quieren las mujeres,
demasiado corazón,
para tan pocos placeres.
Perros que ladran en el callejón,
envueltos de luna y ayeres.
A los hombres como yo,
los visita la soledad,
disfrazada de fiesta.
Un eterno siempre purgar,
por que una vez fuimos jóvenes.
Un eterno siempre purgar,
por que una vez fuimos jóvenes.
Rafa Marín
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