Eres esa espiga que...
tras la siega sobrevive.
Solitaria y erguida,
miras como las demás desaparecen.
Pero llega el otoño
y la escarcha se vuelve en ti herida.
Hace tanto que las amapolas
con su rojo el paisaje no embellecen;
que casi prefieres que acabe la vida
y dejar de estar siempre presente.
Eres, pobre y solitaria espiga,
la luz que en mis ojos hierve,
como una canción sin letras,
Como la brisa que feliz me mece.
Rafa Marín
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