Pérdidas entre la niebla están,
se quedaron allí mi juventud
y mis verdes y amadas laderas.
Abierto a mis pies hoy otra vez,
el camino cruel y puro quisiera;
se quedaron allí mi juventud
y mis verdes y amadas laderas.
Abierto a mis pies hoy otra vez,
el camino cruel y puro quisiera;
avanzar fatigado y temeroso
de ese sol que me mira
y mi carne no calienta.
de ese sol que me mira
y mi carne no calienta.
Pero se pasó la edad feliz,
ahora, sólo esperar queda;
canto de las hojas caidas en tierra;
un susurro tan cruel y vano,
que la brisa más leve lo despierta.
Cada noche me invita a soñar,
el día con la dura verdad me despierta.
Ya no hay hambre ni soledad,
pero mi mente a saciarse no acierta.
Algún día la negra parca vendrá,
con su sonrisa me hará carne muerta.
ahora, sólo esperar queda;
canto de las hojas caidas en tierra;
un susurro tan cruel y vano,
que la brisa más leve lo despierta.
Cada noche me invita a soñar,
el día con la dura verdad me despierta.
Ya no hay hambre ni soledad,
pero mi mente a saciarse no acierta.
Algún día la negra parca vendrá,
con su sonrisa me hará carne muerta.
Rafa Marín
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