Perdí la prisa por recitar
mil versos en tus oidos,
como arenas del tiempo,
que se bañaron en el olvido.
Hacer una pausa al volar
y caer como piedra del nido,
arropado por la brisa otoñal;
barquito en el mar perdido.
No quiero nunca más despertar,
sentir de la almohada su abrigo;
entre sábanas que heladas están,
de tanto querer ser tu amigo.
Lo que quiero son tus ojos,
cuando miran sin testigos,
y la prisa en la que siempre están;
corazón que no tiene domingos,
ni sábados, ni fiestas de guardar.
Rafa Marín
Hermoso, como siempre, es un placer leerte Rafa.
ResponderEliminarGracias Ana
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