Al día que nunca tendremos,
le escribiré una bella canción,
mil mentiras cantadas en verso,
de mi anhelante y pura imaginación.
A este bello y duro infierno,
tu eterna necesidad de atención,
siempre tiene en la boca un pero,
siempre ajena a la satisfacción.
Cosas hay que ver no puedo,
vaya sitio para ir a llorar,
la cueva de este poeta muerto,
un muro en el que poder lamentar,
los callados y sinceros te quiero,
que nunca te paraste a escuchar.
Rafa Marín
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