Despertar cada día,
del letargo de una noche,
que como todas está vacía.
Abrir la ventana y,
ver los trenes partir;
esa dulce melodía de las gentes,
que para mí querría.
Mi mundo se vuelve urgente,
mi necesidad vuelve a querer vivir.
Como en el ocaso los estorninos,
mientras en su vuelo danzan,
me recuerdan todo de ti.
Rafa Marín
Pronto los viajes y las gentes...
ResponderEliminarHay viajes que sólo se hacen solo.
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