Sentado en la cama buscas tu perdición,
no te dejó la vida más que mala reputación.
Entregaste tus días a esas malas esquinas;
siempre sedientas del cariño dado de corazón,
sombras perpetuas, invisibles los ojos espían.
La botella tumbada lágrimas que riegan,
miedos, anhelos, sueños y soledad de rincón.
Un claro de luna da luz a tus pupilas,
mientras llegan mil demonios y el temido dolor.
Rafa Marín
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