Sobre el papel la tinta se derrama,
que aún no siendo letra impresa,
nadie dirá ya, que estas
no son palabras enamoradas.
Que suerte la de aquel,
que sin sentir nada,
puso el colofón de su firma,
sobre un libro de poemas
que otro para él sangró,
mientras en silencio amaba.
Así, sin fama ni relumbrón,
fue sus sueños esparciendo
en su anónima y pura dicción.
Versos que sacian como agua.
Pues su canto, como un Cyrano,
en otra cara, en otros labios,
más por cobardía que pudor,
escribió para su ingrata amada.
que aún no siendo letra impresa,
nadie dirá ya, que estas
no son palabras enamoradas.
Que suerte la de aquel,
que sin sentir nada,
puso el colofón de su firma,
sobre un libro de poemas
que otro para él sangró,
mientras en silencio amaba.
Así, sin fama ni relumbrón,
fue sus sueños esparciendo
en su anónima y pura dicción.
Versos que sacian como agua.
Pues su canto, como un Cyrano,
en otra cara, en otros labios,
más por cobardía que pudor,
escribió para su ingrata amada.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario