La noche se despierta,
vibrante y lúcida.
Trae de la mano furia,
esa insensatez ya vieja,
la de los portales vacíos,
la de manteles blancos
y huevos cocidos.
Suenan...rugen y gimen,
los escapes tóxicos
y las barrigas con hambre.
Pero la ciudad está despierta,
para que la caminen mis botas viejas.
Quedan atrás bocas de metro,
cloacas sin ninguna humanidad,
son el canto infame de la ciudad
vibrante y lúcida.
Trae de la mano furia,
esa insensatez ya vieja,
la de los portales vacíos,
la de manteles blancos
y huevos cocidos.
Suenan...rugen y gimen,
los escapes tóxicos
y las barrigas con hambre.
Pero la ciudad está despierta,
para que la caminen mis botas viejas.
Quedan atrás bocas de metro,
cloacas sin ninguna humanidad,
son el canto infame de la ciudad
que a la noche llama cuando despierta.
Mira la joven con sonrisa traviesa,
se relame ante esa llamada,
noche entre aceras que corren
sin descanso hacia la madrugada.
Mira la joven con sonrisa traviesa,
se relame ante esa llamada,
noche entre aceras que corren
sin descanso hacia la madrugada.
Rafa Marín
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