Adiós olas blancas,
adiós cielos amarillos.
Adiós bares con terraza,
adiós cafés urgentes,
adiós vasos de agua.
Adiós bolardos,
adiós noches sin sábanas.
Adiós, adiós, adiós...
a esta tarde que avanza,
de plata mil cascabeles
y en mis oídos voz callada.
Adiós sueños de lubina,
que con las olas jugaba.
Adiós manos tan presentes,
como la luz de la aurora.
Rafa Marín
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