Les voy a contar una anécdota de un tal Alejandro Magno (la
oí hace mucho, no recuerdo a quien). Verán hace mucho tiempo, (estaba hasta el
mismo Alejandro vivo), el ejército macedonio, tras someter a los persas y por
orden de Alejandro, se dirigió al este, a la India. Tras pasar el invierno en
una región acogedora, pero abrupta y de caminos helados y peligrosos, por fin
llegó la primavera. Alejandro, cansado del encierro y de sus amantes, ordenó al
ejército reanudar la conquista de nuevas tierras. Un día cálido de primavera,
la gran columna de infantería, se detuvo. Ante este imprevisto, Alejandro,
mandó a un jinete a la vanguardia de sus hombres, pues quería saber que había
pasado. Como el mensajero tardaba, imaginen unos 30000 soldados con toda la
impedimenta por un camino de cabras, la fila era muy, muy larga. Pues eso,
impaciente, él mismo, decidió ir a ver. Al llegar, vio que todo se debía a un
río muy pequeño, pero que bajaba muy crecido. Enfadado dijo a uno de sus
generales. - Por qué estamos aquí parados, Tolomeo. Este, incrédulo, le
contesto.
- Alejandro, no seamos . temerarios, que llegados a esta altura de
la vida, nadie quiere perder la vida cruzando sin pensar un puto arroyo
crecido. Alejandro, lo miró, y espoleado a Bucéfalo, se lanzó al pequeño río.
Nada más meterse en el agua, caballo y rey, fueron arrastrados por la corriente
río abajo. Cuando por fin, y no sin muchas dificultades, consiguieron sacarlo
del agua, unos 10 Km más abajo.
Tolomeo, desconcertado, preguntó.
- ¿Pero Alejandro, por qué ha hecho semejante locura? Alejandro,
empapado y magullado, lo miró sonriendo. Le puso una mano en el hombro y a su
vez le preguntó. ¿Tolomeo, has visto lo que he tenido que hacer para que me
tengáis respeto?
El ejército, a una se lanzó al río y consiguió cruzarlo sin más
novedad.
El final de la historia cuenta que Alejandro enfermó y que poco
después moriría en esas tierras tan lejanas y abruptas. La enseñanza que yo
obtuve fue la siguiente. No basta con dar órdenes, hay veces, en las que vale
más el ejemplo que la fama. Son las 06:30 horas, arriba gandules. Ahí tienen un
río, que me sigan los valientes.
Fin
Rafa Marín
Allá voy, con respeto pero por el respeto, espero que no esté muy fría...
ResponderEliminarMe ha gustado. Saludos.
Petrus
Muchas gracias
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