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domingo, 28 de marzo de 2021

Tu pecho

 

En tu pecho no florecieron,

rápidas las rojas amapolas,

sino esos tulipanes negros,

que te llenaron de zozobras.

Negros como el llanto de un niño,

que se alimenta de cebollas.

Negros como esta pena,

que sin llanto ahora te llora.

Porque quienes te mataron,

con tu nombre llenan sus bocas.

 

Rafa Marín

Tu libertad

 No puedo hacer nada ya,

solo cantarle con pena,

mientras señaló al puñal,

de aquellas malas bestias.

Ellos, que se ensañaron con tu libertad,

lanzan proclamas que son mentira.

Porque sólo había una libertad,

tú boca, y entre rejas se moría.

 

Rafa Marín 


Miguel

 Muerta tú voz quisieron,

muertos tú ojos y risa,

por callarte tenían prisa,

pero inmortal te hicieron.

Tu boca, Miguel, como la brisa,

recorrió España y sus senderos,

como los perros sin dueño,

la libertad lleva por divisa.

Hambre, Miguel, y sufrimiento,

cebollas, que a soñar invitan,

mientras la vida te quitan,

vergüenza está dios sintiendo.

 

A Miguel Hernández.

In memorian.


Rafa Marín 

viernes, 26 de marzo de 2021

Esta noche

 La noche me envuelve con su soledad, 

dibuja brillos azules, 

un rayo de luna en el pinar. 

El rumor de las olas que sube, 

la brisa que quiere cantar. 

Un sueño de mi mente, 

ilusiones que feliz dejo escapar.

 

Rafa Marín 

 


Respeto (relato corto)

 Les voy a contar una anécdota de un tal Alejandro Magno (la oí hace mucho, no recuerdo a quien). Verán hace mucho tiempo, (estaba hasta el mismo Alejandro vivo), el ejército macedonio, tras someter a los persas y por orden de Alejandro, se dirigió al este, a la India. Tras pasar el invierno en una región acogedora, pero abrupta y de caminos helados y peligrosos, por fin llegó la primavera. Alejandro, cansado del encierro y de sus amantes, ordenó al ejército reanudar la conquista de nuevas tierras. Un día cálido de primavera, la gran columna de infantería, se detuvo. Ante este imprevisto, Alejandro, mandó a un jinete a la vanguardia de sus hombres, pues quería saber que había pasado. Como el mensajero tardaba, imaginen unos 30000 soldados con toda la impedimenta por un camino de cabras, la fila era muy, muy larga. Pues eso, impaciente, él mismo, decidió ir a ver. Al llegar, vio que todo se debía a un río muy pequeño, pero que bajaba muy crecido. Enfadado dijo a uno de sus generales. - Por qué estamos aquí parados, Tolomeo. Este, incrédulo, le contesto.

- Alejandro, no seamos . temerarios, que llegados a esta altura de la vida, nadie quiere perder la vida cruzando sin pensar un puto arroyo crecido. Alejandro, lo miró, y espoleado a Bucéfalo, se lanzó al pequeño río. Nada más meterse en el agua, caballo y rey, fueron arrastrados por la corriente río abajo. Cuando por fin, y no sin muchas dificultades, consiguieron sacarlo del agua, unos 10 Km más abajo.

Tolomeo, desconcertado, preguntó.

- ¿Pero Alejandro, por qué ha hecho semejante locura? Alejandro, empapado y magullado, lo miró sonriendo. Le puso una mano en el hombro y a su vez le preguntó. ¿Tolomeo, has visto lo que he tenido que hacer para que me tengáis respeto?

El ejército, a una se lanzó al río y consiguió cruzarlo sin más novedad.

El final de la historia cuenta que Alejandro enfermó y que poco después moriría en esas tierras tan lejanas y abruptas. La enseñanza que yo obtuve fue la siguiente. No basta con dar órdenes, hay veces, en las que vale más el ejemplo que la fama. Son las 06:30 horas, arriba gandules. Ahí tienen un río, que me sigan los valientes.

 

Fin

Rafa Marín


martes, 23 de marzo de 2021

Ser en ti destino

 Si aliviar pudiera,

esa carencia que imagino,

ser un dulce hombro querido,

y librarte de tus condenas.

A este cielo sin testigos,

juraría si lo quisieras,

mil noches en vela,

siendo en ti destino.

 

Rafa Marín 

 


lunes, 22 de marzo de 2021

Papel

Sobre este papel,

donde tantas veces he soñado,

ser viento en las cimas,

garabateando en renglones torcidos mi vida.

A veces canto desesperado

y otras la más pura alegría.

Sobre este papel tan blanco,

sobre el que mil lágrimas he sangrado;

amores y su sonrisa.

Recuerdos del pasado

y los miedos a sus caricias.

Sobre este papel que adorna el suelo;

arrugado y manchado de tinta.

 

Rafa Marín

 


sábado, 20 de marzo de 2021

Esperar

 En este esperar donde nada espero,

solo por oírte cantar,

paso las noches sin sueño.

Quizás con el alba al despuntar,

luzcas otra vez en el cielo.

Niña, que tanto mi voz callar,

se me mueren hasta los versos.

 

Rafa Marín 

 


Necesito

 Necesito de tus manos su caricia,

de tu boca, la alegría del mil besos,

porque mis ojos hoy tengo presos,

de tu mirada coqueta y esquiva.

 

Rafa Marín 


Amarte

 Amarte, si, amarte,

y en este duro silencio,

no poder nombrarte.

Ser libre siendo preso,

por querer entregarte,

mi vida entre besos.

 

Rafa Marín 


Oda

 Ha salido el sol,

y mis venas calienta,

en esta primavera,

que ahora comenzó.

Con un si acierta,

para que viva yo,

alejando mis penas,

los caminos me pintó.

Alicia quiero que vengas,

con tu beso y su sabor.

 

Rafa Marín 

 


Imaginar

 Imaginar quiero besas mis labios,

verter néctar para una mariposa;

disparates de mi mente que osa,

esquivando con sueños al sudario.

 

Circe, mi corazón ahora destrozas,

siendo de todos el más temerario,

al retar a tus ojos a diario,

rindiendote pleitesía mi boca.

 

Rafa Marín 

 


viernes, 19 de marzo de 2021

Arde

 Arde en este infierno de su silencio,

mi corazón y su esperanza.

¿De qué sirve que la ame yo,

para qué tanta añoranza?

Como siempre la cabeza tiene razón,

de ella escapan mis ganas.

Tanto la quise querer yo,

como grande es su desgana.

 

Rafa Marín 


Mi voz para ti

Correr hacia la dura y fría niebla,

como corre el incierto destino,

que por no encontrar aquí caminos,

se aferra a la solitaria piedra.

Corazón que mi pecho se encierra,

cantando a estos cuerdos desatinos,

de otro corazón que no es abrigo,

para llenarse de dolor y pena.

Asumir la vida desconcertado,

mientras todo sin ella va muriendo,

como mueren las flores sin pasado.

Siendo primaveras de un invierno,

en esa ilusión que ha quedado,

como el dulce susurro del viento.

 

Rafa Marín


Llueve

 La mañana avanza

y el palio acuoso,

despierta  charcos en las aceras.

Todo es un silencio clamoroso

y los bancos de la plaza esperan.

 

Rafa Marín 

 


Me voy

Me voy,

como se va esta mañana de invierno.

Con la luz de un sol cansado

y por las nubes cubierto.

Me voy,

como la prisa se fue yendo,

con pasos siempre cortos,

para no romper el silencio.

 

Rafa Marín


martes, 16 de marzo de 2021

Otra tarde

 La tarde lenta se diluye,

en un fondo azul y plata,

cuando mis ojos la comparan,

con un cauce que lento fluye.

El corazón gritando, ¡huye!

No dejes expuesta el alma.

Se enfrenta a esta calma,

de la paz cuando se construye.

 

Rafa Marín 

 


La caracola

 Sobre la arena,

olvidado ya todo rastro de vida,

la caracola, aún su color lucía.

Amaneceres y vientos,

como sueños la envolvían.

Que lugar tan desierto,

que lento el tiempo transcurría.

Una mañana de tibio sol de invierno,

del suelo un niño la recogía. 

¡Oh! Portento  en ella,

el mar oír quería.

 

Rafa Marín

 


El poeta

 El poeta se alimenta de sombras,

de un rayo de luna en la espesura.

Se alimenta del suspiro que imagina

y unos ojos brujos que no ve.

El inventa la voz amada

y en un sin saber por qué,

siente su abrazo.

El poeta quiere a la musa esquiva

y cuando la ve,

derrama cual ave su canto,

para solitario morir otra vez.

El poeta quimeras persigue,

inventando el roce de una piel.

Degustando goloso esos labios,

que cree tan dulces como la miel.

El poeta, a veces llanto,

y si un beso le lanzan,

mil risas también.

Quiere el poeta sin mesura,

pero no le pidas nunca

que espere dos años.

 

Rafa Marín

 


lunes, 15 de marzo de 2021

Voy a ser

 Voy a reír hoy,

como un niño sin conciencia,

como la ola cuando rompe,

como lluvia en los cristales.

Voy a ser brisa que rola,

canto en el cañaveral,

que tu meandro adorna.

Voy a ser,

de los dioses el hijo menor,

y en tu boca el carmín rojo,

que de mis venas escapa.

 

Rafa Marín 

 


Riesgo

 ¿Dónde está el riesgo?

Acaso no es de necios,

morir sin intentarlo?

Como dijo una vez Cyrano:

Son cien hombres,

pero hoy, necesito diablos.

Pagar esta osadía sin nombre,

es lo que busca mi boca.

Perderse en mil besos y,

ser para la muerte un héroe.

 

Rafa Marín 

 


Desta

 De este día sin caminos,

De esta tierra que vivimos,

lápidas descoloridas,

al pie de los rosales secos.

Desta llaga sin herida,

que me nace de los huesos,

para morir en cuatro versos,

si tu boca no palpita.

De este corazón tan negro,

que a aclarar acierta, mi vida,

yéndose en silencio.

 

Rafa Marín 


domingo, 14 de marzo de 2021

La tienda (relato corto )

La mañana estaba despuntando cuando llegó a la esquina de la calle. Con horror veía las luces de la tienda encendidas y las puertas abiertas. Metió la mano en el bolso casi por instinto, agarró el espray anti violadores y Armada de valor entró.

Todo estaba en silencio, parecía que no faltaba nada. En el caos que formaban las antigüedades, todo parecía estar en su sitio. Paseó nerviosa recorriendo los pasillos, atenta a observar un hueco o una sombra, pero todo estaba en su perfecto desorden y extrañamente limpio.

Se esforzó por recordar, pero no recordaba que había hecho el viernes por la tarde. Así que tras las primeras dudas, sonrió y dio por supuesto que había sido un milagro que no le desvalijaran todo, posiblemente la dejó abierta.

El día, como todos, pasó lento y aburrido. Cerró un par de ventas que le quitarían la preocupación económica por un par de meses y repasó el inventario, no se acababa de fiar de la suerte.

Al acabar la jornada, apagó luces, conectó la alarma, cerró todo y desde la acera, hizo varias fotografías, pensó que no estaría de más tener evidencias.

La semana siguió con la rutina, muy espléndida económicamente, pero sin sorpresas personales. El viernes, tomó las fotos de forma mecánica, metió el móvil que nunca usaba en el bolso y bajó la calle hasta la parada de tren.

En el andén y con su tren entrando, sonó el teléfono, estaba tan poco acostumbrada, que no reconoció el tono, al intentar responder, paró de sonar. Subió al tren y se dejó llevar, tenía una hora de viaje.

Instintivamente se conectó a Twitter, hay estaba su familia y su gran decepción; @ xxxxx , pero así era la vida.

Saludos, risas y conversaciones insustanciales. También de las otras, más personales, más intimas. Al final, como cada día, una mirada a la decepción, pero nada.

Ya en casa, una ducha, un sofá, tele y Twitter. 

Despertó de pronto, sobresaltada. El despertador sonaba furioso, urgente, como un policía llamando a tu puerta.

Bajo la ducha, recordó algunas conversaciones, una sonrisa le iluminó la cara.

Desayunó con una carrera hasta la estación, para dormitar después una hora de trayecto.

Esta vez, el susto fue duro, agónico, la tienda estaba abierta y con todas las luces encendidas.

Lo primero fue mirar las fotos del viernes, pero no estaban allí. No entendía, tenía un nítido recuerdo. Se apoyo sobre la fachada del edificio, mareada.

Dejó transcurrir unos minutos, luego entró.

Al igual que la primera vez, todo estaba en su sitio. Pero su desasosiego no cesó. El día se hizo largo, espeso.

Iba y volvía cada día, hasta que llegó el viernes. Tras mucho pensarlo, se le iluminó una idea. Llamó a la policía y contó que había un hombre merodeando en la calle y que le había sorprendido espiándola. Era una pequeña mentira, pero la policía le ayudaría a cerrar la tienda, quedando así registrado el hecho.

En el tren, ya de vuelta a casa. Tenía una sonrisa radiante, era su secreto, nada debería saberlo hasta el desenlace.

El fin de semana la fatiga, porque, ¿y si volvía a estar la tienda abierta?

El domingo se despertó muy temprano. El ritual de cada día pero con menos prisas y un té reconfortante.

Decidió ir más temprano, si veía la tienda abierta, llamaría a la policía y que ellos investigaran.

Tembló un instante al bajar del tren, bajo la calle y allí estaba la tienda. Todo cerrado y apagado.

- Que bien, dijo a media voz. Ahora resulta que estoy loca.

Se acercó, sacó las llaves y entró. No se molestó en comprobar nada, se dirigió al despacho cabizbajo. De repente la vio, una pequeña lámpara de aceite del periodo persa, parecía brillar. No fue valentía, solo fue curiosidad, la tomó y de ella salió la figura fatua de un ser.

Este, haciendo una genuflexión. Dijo: Mi nombre es Shafiq, y estoy a tu servicio. Pide tres deseos y te serán concedidos.

Estaba tan sorprendida, que no fue capaz de nada. Ningún temblor, ningún miedo, ningún sentimiento. Permaneció así mucho rato, al final, con una sonrisa sarcástica, preguntó.

¿Cualquier deseo, lo que sea, lo puedes todo?

Sólo si lo desea de verdad, mi señora.

Un mundo de dudas explotó delante de ella. Lo que quiera...lo que quiera...

Quiero saber si  @ xxxxx, está vivo.

Lo deseaba fervientemente, la respuesta no se hizo esperar.

- Si, mi señora, vivo está.

La atravesó el dolor, como si una aguja ardiente se le clavada en el corazón.

Se repuso y una idea pálpito en su cerebro, era el juego de la venganza.

- Necesito tiempo para el segundo deseo, dijo mirando al genio.

GENIO.

- El tiempo no puedo controlarlo, mi ama.

- Hablaba sola. Respondió.

- Bien, genio, repuso, quiero saber dónde está. 

Esta vez el deseo, era más una apuesta, que una incógnita.

- Bien, mi señora, es su segundo deseo. Está prisionero.

- Libéralo, casi gritó, al la niebla incorpórea. 

- Gracias, mi señora, el tercer deseo se ha cumplido. Ahora soy libre.

El día transcurrió, como todos los días. Lento y aburrido, pero extrañamente feliz.

Mientras cerraba la tienda, levantó la vista y miró al rotulo, rezaba así:

ANTIGÜEDADES EL PÁJARO AZUL

Soltó una carcajada y musito.

- Quién quiere fortuna y gloria.

Caminaba calle arriba, cuando le llegó el primer mensaje de su      @ xxxx.

Siento mucho no haber podido responder a tus mensajes, me han pasado cosas terribles.

Ella, sonrió feliz.

Escribió en su teléfono:

- Lo sé mi amor, no te preocupes, ahora todo está bien.

 

Siguió calle arriba, ya se pondrían al día durante esa corta hora de viaje.

 

Fin

 

Rafa Marín