Con los sueños bien pagados,
de ese tren que te vendía,
el perfume de los osados,
a la vez que te dormías,
para no abrir los párpados.
Noches tahona en Madrid,
días de Cádiz y sus clavos,
en la pared de las utopías,
cada jueves de mercado.
Viviendo del empujón, que ironía,
de tu vida sin pasado.
Quién quiere su nombre en una ficha,
teniendo cartel en comisaría,
por ser de los diez,
el más buscado.
Pero hoy, aquí te ves,
pobre perro desdentado,
que gruñe sin poder morder,
y de entre sus flacas patas,
no puede sacar el rabo.
De esta aventura que has pagado
y que acabó con tantos,
solo te queda hurgar en la basura,
de una casa con criados.
Rafa Marín
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