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domingo, 10 de junio de 2018

La sombra (relato corto)

Se deslizaba silenciosa bajo la luz de las farolas, a veces parecía desdibujarse al paso de algún automóvil, era como si cambiase de sentido en su callado caminar. Otras, como si de un fantasma se tratase, se paraba ante un escaparate y no se reflejaba; se quedaba ahí, como un borrón en el suelo y nada más. Desaparecía también sobre los charcos y en la más absoluta oscuridad; pero siempre volvía bajo sus pasos, nunca se quedaba atrás. Corrió, como corre el guepardo, como corre el tiempo en el reloj de la torre, de nada le servía, porque aunque no quisiera nadie verla, bajo el aguacero siempre esperaba a que la luz la despertarse. Era, por de alguna manera llamarlo, un mudo testigo de todas las vidas. Presente en cada acto de bondad, en cada fatal fechoría, de ella nadie se libraba jamás y nadie nunca la temía. Todos saben que nunca hablará y sólo Bucéfalo la temía. Fue resguardo y también alcahueta, con su silencio y su presencia. Ayer, entre las nubes, la brisa un hueco abrió y la vi, como si fuese una alegría. Como siempre callada, pero esta vez perfilada y nítida. Era mi sombra, una de esas otras que cada día a todos nos acompañan. Fin Rafa Marín

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