Por fin la noche ha llegado,
se llenan los cielos de estrellas
en la dulce oscuridad del verano.
Vuelvo al sur tan deseado
para rozar de mi hogar su frontera;
verdes montañas, torrentes y vados.
En las cimas, el pulido cristal,
nieves eternas de un invierno pasado.
Me miran los duros adoquines,
calles sin aceras, los muros blanqueados.
Ya se apaga la tarde, por fin...
la sacra noche ha llegado.
Cantos y su eco tan callado,
desfiladeros de piedra y verdad;
que preguntan si querré fajines,
si luciré los oropeles entorchados.
se llenan los cielos de estrellas
en la dulce oscuridad del verano.
Vuelvo al sur tan deseado
para rozar de mi hogar su frontera;
verdes montañas, torrentes y vados.
En las cimas, el pulido cristal,
nieves eternas de un invierno pasado.
Me miran los duros adoquines,
calles sin aceras, los muros blanqueados.
Ya se apaga la tarde, por fin...
la sacra noche ha llegado.
Cantos y su eco tan callado,
desfiladeros de piedra y verdad;
que preguntan si querré fajines,
si luciré los oropeles entorchados.
Rafa Marín
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