Ya suenan las dulces voces
entre las paradas del mercado.
El bullicio apagado, caras conocidas;
un ansiado sueño de verano,
que se viste de flor de la rutina.
El balcón al cielo de una playa,
tan certera e intrínseca ...
tan amable, amistosa y bella.
Días de añorada paz infinita,
sueños de un viejo poeta.
Rafa Marín
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