Tras el cristal de sus jaulas,
trinos y letras y soledades;
sin descanso ni madrugadas,
azules pájaros y puros vates.
Encomendados al quién será,
la hoguera de las vanidades,
vida y sueños dejando pasar;
siempre con medias verdades.
Hábiles dedos pidiendo besar
bocas que callan infidelidades,
asomados sueños al manantial
que llenan sus cálidas carnes.
Rafa Marín
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