Mis manos, de extremos ahitas,
se imaginan tu cuerpo lleno,
curvas de suave y cálida seda,
sedienta piel que pinceles añora.
Yo, tan malhumorado a días,
tan amo y señor de esta nada;
con mis manos de ti hoy vacías,
voy dibujando cielos multicolor.
La vida que en mí fue el ayer,
camino secreto y gran avenida.
también, a momentos, llega a ser,
brisa suave cuando nace tu risa.
Rafa Marín
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