Momentos que no son vida,
silencios de niebla,
que con la brisa gritan.
Regueros sobre cristales,
buscando aquella salida
escondida en el polvo,
que nunca nos dio la jeringa.
La tierra se volvió mortaja,
cuando amorosa abriga,
estos huesos cansados,
que se olvidaron la risa.
Que negros los corazones,
rotas las almas perdidas,
sueños que nos vendieron,
convertidos en pesadillas.
Rafa Marín
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