Renacer de la oscura vastedad,
y ser enea verde en la ribera,
refugio que el pinzón si encuentra
y olvidarme de todo lo demás.
Salir a la vida entre las piedras,
para tocar el luctuoso lodazal,
dejar el alma en el duro zarzal,
mientras la piel hoy te remiendas.
Asumir que el tiempo ha pasado,
aunque de vivir tú te olvidaras,
escondiendo tu ser y sus gazapos.
Que frías son esas ásperas máscaras,
roidas por el hambre y los gusanos,
y que brillantes reflejos destapan.
Rafa Marín
Cada vez mejor, Rafa.
ResponderEliminarComo me halagas.
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