Del azul y el gris que pintan mi alma,
nacen estos retoños del desvelo.
Un corazón que apenas habla,
unos pulmones cual fuelle viejo
y algo que ya no me delata,
cuando de frente nos vemos.
¡Ay! Que poca razón entre tantas migajas,
de las ceniza me alimento
y también de mucho agua.
Rafa Marín
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