La tarde es un aguacero sin prisa,
vaho en los cristales
y en tus ojos luz que brilla.
La tarde es un señuelo sin voz,
una nube continua,
un poco de siesta
y una manta sobre las rodillas.
La tarde es un tú y yo que se miran,
un libro casi olvidado
y los botones de tu camisa.
Rafa Marín
Muy bonita y sugerente
ResponderEliminar