Miro al tiempo,
capataz infatigable
y entre sus granos,
cual hormiga en su laberinto,
en pasos ciegos me pierdo.
Las horas que pasan
y siempre con los mismos sueños.
¿Por qué está sed no se acaba?
¿Por qué está sed no se acaba?
¿Por qué está ante mis ojos,
lo más bendito de tu cielo?
¿No ves lo que pasa?
Tú, ahí, bajo el sol tumbada
y yo, entre las agujas afiladas,
cual mariposa, muriendo.
Rafa Marín
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