Juegan las palabras,
mariposas de mi pecho,
sufriendo mil infiernos,
cuando tus oídos escapan.
Ellas son agua y resbalan,
como lluvia en los techos,
cien caballos sin freno,
recorriendo mi garganta.
Entre esos versos sufridos,
sin las medidas que acotan,
siempre ellas han nacido.
Como estrellas que rotan,
a veces saetas de cupido
y doloroso grito otras.
Rafa Marín
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