Hay un cielo que es negro,
una luna que sin pudor brilla.
También una chiquilla,
suspirando entre deseos.
Mi voz que otra vez chilla,
perdidos ya todos los miedos,
cuando escribo estos versos,
que mi mente imagina,
aunque no la estoy viendo.
Tengo mil batallas perdidas,
entre las noches sin sueño.
Un alambique que destila,
esta vejez que está viniendo,
sobre un corazón que sintiendo,
se aferra a lo que no es vida.
Rafa Marín
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