Caminar bajo la leve lluvia,
que empapa poco a poco el pinar,
despertando brillos y olores,
a tierra mojada y un lejano mar.
Caminar las rojizas veredas,
una mañana cualquiera, sin más,
viendo a la perra, entre las matas jugar.
Mis ojos, en recuerdos se encierran,
que lejana la vida y su cantar.
Bosques inmensos, que eran:
refugio, alimento y también hogar.
Rafa Marín
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