Para mí ya no quiero vanas glorias,
ni pinceles que la tela adornen,
quizás ser un rato en tu memoria;
ser olor en las sábanas donde duermes.
A los ojos mirarte mi amiga,
y sentir que somos más que un nombre;
quizás a veces dolor y desdicha.
Pero el resto puro, duro bronce.
Rafa Marín
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