Noches de fuego, calles ardiendo;
en la esquina han matado a otros dos.
Que gran fortuna, sólo era música.
Llegan más hombres, sigues tirado,
pero no te quejas del dolor.
La sangre, que llamativa,
te arrastran pero no cedes,
quieres que a aquella esquina
le pongan tu puto nombre.
Si tu madre te viera ahora,
pero el pájaro hace mucho que voló.
Saltan esquirlas, mariposas de luz.
La noche es oscura y la muerte pasea,
sólo quieres que venga,
pero pasa y te mira tranquila.
Ella no se altera, tú no la temes.
A veces piensas en quedarte,
allí en mitad de ese puente,
donde las balas matan a mujeres.
Pero sales a cazar tigres de noche.
Todo pronto acaba es mucho mejor.
Calla, en el bar hay carne joven,
pólvora, cocaina y mucho ron.
Tus hermanos te preguntan
y solo ven tu mirada feroz.
Las chicas no tiemblan
y tú les escribes poemas de amor.
Quizás mañana estés muerto,
te dicen mientras te hacen el amor.
Rafa Marín