Asomado a esta mañana,
que se perfuma de pinos,
con la calles encharcadas
y el corazón en vilo.
Descubro perdidas miradas,
que son silenciosos gritos.
Una paz que nadie alcanza,
el cruce de mil destinos.
Asomado a esta ventana,
donde el porvenir es tan bonito,
callo mi boca de mala gana,
porque tu aliento necesito.
Dame esa paz tan deseada
y deja al mundo en su sitio.
Rafa Marín
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