Llegan en este domingo,
como las campanas de la plaza,
haciendo tanto ruido,
que parecen niños en la playa.
Vienen, con sus ojos hundidos,
con sus manos trabadas,
esperando nuestro asilo.
Pero no les damos nada.
Son del hambre y el frío,
las más preciadas almas.
Rafa Marín
Intensos versos.
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