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lunes, 21 de septiembre de 2020

Caer, callar, perder

Caer cual fugaz estrella
y en las alturas ser luz efímera,
un deseo traer; genio de la palabra,
que nunca será en la hoja tinta.
Volar, sueño que te imagina,
entre ricas tules y gasas;
reina y puta y audaz Sivila,
de este triste alma;
que sueña ser el dios al que suusurras.
Callar.
Porque duele menos la mordaza,
que el lamento de mi boca,
ya que la tuya no habla.
Y así, como ave en su jaula,
sufrir entre trinos,
una paz de alpiste y agua,
que no alimentan
su necesidad de volar,
para del azor ser presa
y tener un glorioso final.
Perder, y en cada letra,
como poción que nos embriaga,
poner, corazón, locura y alma.
¿Quién puede querer una noche calma,
cuando está la perdición,
al otro lado de esta pantalla?
¡Ay!
Sinsabores de la vida,
decid a Circe;
que este navegante calla,
que no quiere de su boca la manzana.

Rafa Marín

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