Miro sus ojos cuando mira,
una lágrima dejan escapar,
es poderosa cuando brilla,
como la luz al despertar.
Ojos tristes de chiquilla,
su premio no puede alcanzar.
Veo su mirada tan confundida.
Pienso a veces en escapar,
pero sus manos y sus delicias,
siempre me consiguen atrapar.
Tras el sucio cristal de esta mirilla,
la miro, cuando se hace notar.
Siempre subida en la rama,
que nunca acaba de soltar.
A veces, entre juegos
y sus efímeras dichas,
otras como un profundo mar;
va dejando aquí su vida,
esa que casi nadie conocerá.
Rafa Marín
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