Rompe en lluviosa tarde
este otoño con prisa.
Saludan los brotes de trébol
a la persistente llovizna.
Melancólica la ventana
de vaho toda ella se
pinta.
Llueve con impaciencia,
tiene prisa por acabar.
Como el furtivo amante
que en la noche quiere
cantar.
Derrama el cielo sus
versos.
Brillan las aceras mojadas
de agua.
Refleja el suelo los
sueños que llegan.
Esplendidas relucen las
tiendas,
muestran superfluas la
moda.
Se destapa la noche urgente
con la lluviosa oscuridad
de farolas siempre vacilantes
bajo la inclemente humedad.
las ventanas cerradas quedan
con almas que viven sin
esperar.
Un conjuro es esta vida
cambiante.
La noche se llena de
soledad.
Rafa Marín
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